
"Después de todo me di cuenta de que estaba solo, que ni ella con sus llaves de oro podría abrir mi jaula con barrotes de caramelo, que la gran mancha de humo café/violeta/morada con forma de pavoreal, que salía de la pata de halcón que sujetaba su brazo era solo la encarnación de su orgullo, que jamás podría vender sus ojos para alimentarme de la leche que sale de sus labios...
Fue cuando desperté y me sentí la persona mas triste de la tierra"
Así pues corría por una avenida interminable de edificios de aspecto antiguo, con hojas de maple tiradas a las orillas de la banqueta, corría temeroso por la gran mancha humeante en el cielo, recuerdo haber corrido 50 kilómetros en los cuales solo avanzaba 5 centímetros, el temor no era en si por la inmensa mancha que me perseguía, el horror se encarnaba y me sonreía en la cara al pensar en la vergüenza que sentiría al verla a ella, tan feliz, tan sonriente, tan indiferente, mientras la gran mancha hacia explotar mis entrañas "cuanta vergüenza! Mi cara se quedaría sin ojos y boca por la vergüenza... Al menos el vomito mezclado con sangre y mierda que saldría de mi boca y ojos, me servirá como mascara para retarla a ver quien siente mas dolor, ella y mis labios mordiendo sus pezones o yo y sus mentiras acabando con la poca cordura que me queda.
Decidí no enfrentarme...
Entre a una de esas casas, la mas grande que encontré, después de arrancarme el dedo anular de la mano izquierda para darselo a comer a los perros la puerta abrió, en la que había un pasillo muy angosto que conducía a unas escaleras con forma de un espiral infinito, decidí subir, después encontré la primer y única puerta de una habitación demasiado pequeña apenas y cabía si gateaba, era una habitación muy bonita, tres colores predominantes, colores pastel (amarillo rosa y azul) con una alfombra color vino, una alfombra muy sucia, llena de excremento de paloma y ratas, con una ventana que apuntaba a la avenida de la que venia, apenas era el segundo piso creyendo que había subido hasta la azotea.
La casa tembló... Era la gran mancha que me buscaba, era ella guiandola y su sed de sangre, era ella y su ansia de poder disfrutar de mi muerte, era ella que me amaba en su interior.
Yo la amaba, pero decidí olcultarme en el baúl de esa pequeña habitación, que se convirtió en un huevo, un huevo con una espina dorsal de reptil con espinas negras, "Espinas estúpidas! no saben que los buitres se comen lo que sea con tal de sobrevivir?".
(los buitres rompieron el cascaron y devoraron al embrión que crecía dentro del huevo)